Un nuevo hecho de violencia nos llama a todos a la reflexión, esta vez con el peor de los resultados: la muerte de Lucia, que tras intentar terminar una relación, fue asesinada por su pareja.

Lamentablemente no es un hecho aislado, el que requeriría la misma preocupación, sino que es concatenante a tantas otras situaciones de violencia física y verbal, que van desde un mal trato, golpes, insultos o desprecios que pueden llevar a terminar con la vida de una persona.

Es ahí que como sociedad debemos luchar por un cambio cultural y educativo real, en que se tome esta problemática social con la seriedad que lo amerita. Para eso es más que importante comprender qué trasfondo existe en cualquier caso de femicidio; una relación violenta, una creencia de poder de dominación sobre la mujer por su debilidad física, una concepción de superioridad del género masculino por sobre el femenino que hace que esa creencia de superioridad sea aún mayor, construcción de estereotipos de género que cotidianamente hombres y mujeres naturalizamos, y que en conjunto desencadena en expresiones de violencia.

Adherimos y acompañamos al pedido de JUSTICIA por Lucia, una niña de 16 años estudiante del Liceo Mercante, para que este caso, como el de tantas otras mujeres, no quede en la impunidad.

Lucia es otra víctima del patriarcado, mujer valiente que no acepto como natural la violencia, que le dijo NO a quien hoy es su asesino prófugo.

El compromiso social es fundamental para afrontar este tipo de problemáticas y lograr erradicarlas, y por las que en este último tiempo hubo una concientización y visibilización mayor, que debe continuarse para poder ser un punto de influencia en la toma de decisiones de quienes poseen el poder político para generar cambios en nuestra política. Y hablamos de políticas sociales que se centren en la Educación, educación que forme ciudadanos con perspectiva de género.

Basta de femicidios. VIVAS y LIBRES las queremos.